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viernes, 30 de diciembre de 2011

¿QUÉ ES EL CIRCULO DE VIENA?


El Circulo de Viena sucedió en 1929,es un manifiesto colectivo, de científicos de ciencias duras y filósofos que se reúnen en Viena. Es el nuevo positivismo. Es una historia trágica ya que el nazismo los persigue por lo que deben emigrar a otros países como EEUU, se dispersan y en los años 50 desaparece.
Tienen en común una misma concepción científica que la ciencia debe ser libre de metafísica, ya que se encuentra más allá de la física, que es la ciencia madre. Tiene que ser comprobable. La ciencia hace tradición.
Astrología: no se puede comprobar la existencia de 12 signos, es arbitraria, no se puede saber porque cada uno es de tal o cual signo.

Psicoanálisis: el objeto de estudio son los humanos. Es una ciencia social, realiza afirmaciones que al principio son incomprobables. No se si se puede equivocar porque no lo puedo comprobar.
El Círculo de Viena defiende a la psicología conductista que es la que analiza las manifestaciones exteriores, no el inconciente.

Marxismo: el Círculo de Viena está en contra. Porque dice que no hay comprobación para la división de clases que hace.
Mitología: como se comprueba un milagro o la existencia de Dios.


El Círculo de Viena originalmente conocido como "Wiener Kreis" fue un movimiento científico y filosófico que se constituyó en Viena como dice su nombre, en 1922 y se disolvió en 1936, se ocupaban de la lógica de la ciencia, elaborando un lenguaje común a todas las ciencias.
Un grupo de científicos y filósofos de los años 20 (1920) se reunieron en torno a Moritz Schlick profesor de filosofía de la Universidad de dicha ciudad, con el objetivo de crear un programa de la ciencia unificada para permitir la interacción entre las diferentes disciplinas científicas.

Miembros: 

Precursores del Circulo:
LAS CUATRO TESIS:

Existen cuatro tesis que definen el círculo:
  • La posibilidad de verificar un hecho diferencia al conocimiento científico o ciencia, del resto de conocimientos
  • Una observación se dice que es científica si pueden ser expresada con símbolos y relacionarse a traves de ellos.
  • Todo enunciado científico se identifica dentro de un mismo área de la realidad, no existen distintas partes.
  • Todo estudio científico se compone de fases de observación, procesamiento y conclusiones finales (o leyes generalistas). Una observación puntual puede arrojar resultados que no sean los esperados por lo que en muchos casos se hace uso de la probabilidad.


jueves, 29 de diciembre de 2011

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO


La expresión "teoria del conocimiento" la introdujo por primera vez Ernest Reinhold en 1832 , y fue recogida por Edward Zeller en 1862 , utilizándose desde entonces de forma corriente. En Inglaterra , Alemania , Francia e Italia se utiliza "epistemología" ; en España , por predominio de la escolástica , se utilizaba "crítica" y "gnoseología".

El término "epistemología" alude más bien a una teoría de la ciencia , y el de "crítica" a una dimensión fundamental de la teoría del conocimiento , pero no exclusiva ; "gnoseología" sería lo mismo que "teoría del conocimiento" en griego. Nosotros utilizaremos la expresión "teoría del conocimiento" por considerar que indica mejor nuestro estudio ; vamos a explicar esta expresión.

Teoría , en griego , significa "contemplación". A lo largo de la historia se ha entendido este término
de dos formas distintas:

a) En Grecia (Aristóteles) y el medievo como "contemplación" en oposición y complementariedad con "praxis" y "poiesis". Esta concepción presupone:

- que la actitud teorética es pasiva , y la teoría es un reflejo fiel de lo teorizado.
- que lo teorizado se presenta en forma de organización acabada (cosmos).
- que esta organización acabada es acorde con la capacidad teorizante.

b) En el mundo moderno y sobre todo en el pensamiento actual se entiende por teoría una construcción  intelectual  que resulta del trabajo filosófico y/o científico. De ahí que aquellos presupuestos cambien de signo:

- la actitud teorética es activa y la teoría es el resultado de una actividad compleja del hombre
- lo teoretizado , el mundo , se nos presenta en un cierto desorden , problemático , y hay que "ponerlo en orden".

- este orden alcanzado , la teoría , puede no tener un carácter terminado , cumplido , puede ser siempre sólo una "conjetura".


Teorías , sistemas y modelos:

Ni la reflexión filosófica ni científica se suelen interesar por los individuos aislados , sino por los sistemas. Un sistema es una entidad compleja formada por diversos individuos y por una serie de funciones y relaciones entre esos individuos (p.ej.: el sistema solar o el ecosistema de l´Albufera).

El científico , o el filósofo aspira a elaborar una teoría del sistema , es decir , un conjunto de enunciados (ecuaciones , fórmulas , esquemas...) que permitan describir adecuadamente el funcionamiento del sistema. Si el sistema funciona tal y como lo dice la teoría , decimos que el sistema es un modelo de la teoría ; p.ej.: el sistema solar es un modelo de la teoría de Kepler. Notemos que "modelo" aquí se emplea como "aquello que cumple una teoría" y no como "aquello que sirve de paradigma a una teoría".

Pues bien , en la Teoría del conocimiento , el sistema es el formado por los diversos problemas que el complejo hecho cognoscitivo ofrece , y sus interacciones , ya que estos problemas nunca aparecen aislados. Las teorías para explicarlos son múltiples: Realismo , Empirismo , Idealismo...  Pero los modelos que los cumplen ven el hecho cognoscitivo escorado hacia uno u otro problema ; por eso la tendencia actual es ver el conocimiento bajo una teoría más abarcadora , la teoría de la comprensión (Hermenéutica).


Conocimiento:

La Teoría del Conocimiento será una reflexión crítica sobre el conocimiento , pero "conocimiento" se puede entender de tres formas diferentes:

1ª.- La facultad de conocer , que la estudiará la Antropología.
2ª.- La actividad de conocer , que la estudiará la psicología.
3ª.- El resultado de conocer , el saber que es patrimonio de las diversas ciencias (y otros saberes).

Problemas del conocimiento:


  "Cuestiones principales"
1º) Distinción entre conocimiento y opinión verdadera. La evidencia.
 ¿Qué es tener evidencia?
2º) ¿Hay evidencia inmediata?
3º) Nuestro conocimiento , en un momento dado , no es evidente ,
      ¿Cómo justificarlo , cuál es su fundamento?
4º) ¿Cuál es el alcace de nuestro conocimiento?  En un conocimiento
       concreto , ¿Cuál es el criterio para tenerlo como tal?
5º) ¿Cuál es el status cognoscitivo de las "verdades de la razón"?
6º) ¿Es lo mismo "saber" que "creer"? : el problema de la verdad.

MOMENTOS HCOS.DE INFLEXIÓN EN LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO


 La Teoría del Conocimiento en Occidente ha tenido tres momentos en su historia caracterizados por una distinta orientación:

PRIMER MOMENTO: Si dejamos aparte el modo de pensar mítico y nos centramos en el modo de pensar racional , el primer momento hay que situarlo en Grecia. Los griegos introdujeron los términos que utilizamos , "conocer" , "saber" , pero trataron los problemas gnoseológicos subordinados a cuestiones "ontológicas": el conocer era una actividad del alma y , como tal , pertenece al estudio de la misma. Lo mismo los medievales. En estas épocas se concibió el conocer como mera reproducción de las cosas del mundo ya ordenadas y dispuestas para ser conocidas ; pero no ha habido una problemática del conocer como tal , sino una explicación psicológica de la formación de conceptos y una explicación ontológica de su adecuación a las realidades.


 SEGUNDO MOMENTO: Mundo moderno. Con el Renacimiento comienza verdaderamente la Teoría del Conocimiento ; con anterioridad lo que se ha hecho ha sido una metafísica u ontología del conocimiento.

¿Por qué se da esta inflexión , en la que el conocimiento aparece como un problema nuevo , central y , para algunos (p.ej.:Cassier) , exclusivo de la filosofía?

Porque en el Renacimiento aparece la ciencia físico-matemática , que aleja la visión de la realidad y su interpretación ingenua e inmediata que nos da el sentido común. Por eso el nuevo objeto de la filosofía en los siglos XVII y XVIII será fundamentar o justificar la ciencia , objetivo que comenzará de modo sistemático en Descartes y culminará en la obra de Kant. Además el "Humanismo" marca una oposición entre hombre y naturaleza , entre sujeto y objeto: será papel de la filosofía reconciliar esta oposición (Hegel).


  TERCER MOMENTO:  Época actual. Podemos ver sus causas:

a) En el fracaso de los sistemas totalizadores del idealismo alemán (Hegel).   Después de Kant , se construyeron grandes sistemas racionales que abarcan la totalidad del universo y de la historia , actitud que se puede resumir con la frase de Hegel: "Todo lo racional es real y todo lo real es racional". Pero la terquedad con que lo real se empeña en desbordar los límites sistemáticos de lo racional obliga a la filosofía a reconocer que el conocimiento ya no se basa en sí mismo ; no es la realidad última fundante de cualquier otra.

b) En el agotamiento del modelo de la razón instrumental o ilustrada. La ciencia , que en la edad moderna sirvió como paradigma de todo saber , es superada desde su interior por sus propias crisis y por tanto debe haber un horizonte que le de sentido.   Varias corrientes de pensamiento convergen en este punto : que el conocimiento no es la realidad radical.  Estas corrientes son: la "filosofía de la vida" , el "pragmatismo" , la "teoría Diltheiana de la comprensión" , la crítica de la "ideología" , la "filosofía del lenguaje"...

La posición a la que llegan todas esas corrientes , muy distintas en otros aspectos , la podemos caracterizar con estas palabras de Bollnow:

"La teoría del Conocimiento clásica se caracterizaba por la búsqueda de un punto a partir del cual se pudiera construir un sistema de conocimiento y comprensión seguro de la realidad , previa expulsión de todo lo dudoso. Sin embargo , este punto arquimédico no existe ; el hombre vive en un mundo comprendido y no tiene sentido buscar un punto inicial que le permita reconstruir la verdad desde la base".


FENOMENOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO

El conocimiento es un hecho del cual no podemos dudar, de lo que podemos dudar  es del valor del conocimiento.   Ese hecho se nos da en forma bruta , innanalizada , y debemos llegar a ver en qué consiste formalmente el conocimiento , cual es su estructura , para poder ver en ella enraizados todos los problemas que suscita el proceso cognoscitivo para poder escoger la teoría más adecuada , de modo que las soluciones a dichos problemas sean modelos de la teoría. Para ello tenemos que realizar una descripción del conocimiento en cuanto tal ; pero antes será conveniente decir una palabra sobre el método fenomenológico que vamos a utilizar para hacer dicha descripción.


EL MÉTODO FENOMENOLÓGICO DE HUSSERL

E.Husserl concibió la fenomenología como una ciencia estricta que consistía en la descripción de las esencias ("cosas") tal como se nos presentan por ellas mismas sin que prejuzguemos nada al hacer esa descripción ; para ello utilizaba un método (que podíamos resumir en un eslogan "a las cosas mismas" de su época de Gotinga): el llamado método fenomenológico.  Es cierto que él nunca sistematizó ese método, ni creo que fuera posible porque en él se implica toda una concepción de la actividad filosófica y de la realidad misma ; más bien lo fue elaborando conforme se le presentaban los problemas , "in actu exercito".

Con todo , siguiendo a I.M.Bochenski en Los métodos actuales del pensamiento , Pag.41 y ss. , podemos distinguir dos momentos diferentes en el desarrollo husserliano del método fenomenológico:

a) La reducción eidética , realizada principalmente en las Investigaciones lógicas (1901)
b) La reducción fenomenológica estricta , que aparece a partir de Ideas I (1913).
       
Como método apto para comienzo de una investigación filosófica parece adecuado el primero , la reducción eidética ; la reducción fenomenológica , por el contrario , está muy vinculada a la própia filosofía de Husserl. Por lo tanto , describiremos sólo la reducción eidética.

Reducción eidética:  El método fenomenológico pretende una visión intelectual del objeto basada en una intuición de lo dado : consiste en dejar que las cosas se nos manifiesten por ellas mismas.

Para llegar a esta visión necesitamos una triple eliminación o reducción (Advirtamos que en este contexto "reducir" no significa "negar" , sino poner entre "paréntesis" , "prescindir de").

1ª.- de todo lo subjetivo: En la investigación debe orientarse el pensamiento exclusivamente hacia el objeto. El método fenomenológico , insistamos , es un método de intuición de lo dado , de la "cosa". A lo dado , Husserl lo llama "fenómeno" , del griego , lo que aparece  , lo que está claro a nuestra vista , lo que está a la luz.  Pero el mismo acto de intuir es una enunciación intelectual del fenómeno , un legein.


 La intuición de un fenómeno se opone a todo conocimiento discursivo , a toda abstracción y en general a todo psicologismo que tenga en cuenta la constitución fáctica del sujeto que conoce. Se trata de ir "a las cosas mismas" , y en este sentido , es una práctica que continúa la actitud teorética de la tradición griega.

2ª.- de todo lo teórico: (hipótesis , demostraciones o cualquier forma de saber ya adqurido) , de manera que sólo entre en cuestión lo dado , el fenómeno.


Con esta exclusión no se pretende rechazar todo lo teórico sin más. Pero sería admitido sólo después de su fundamentación fenomenológica.  Es este el camino para llegar a la ciencia fundante , a la "lógica pura".
   
3ª.- de toda tradición: de todo lo que se ha venido enseñando hasta ahora sobre el objeto.  Más aún , debemos olvidarnos del nivel en que nos sitúe en este momento la ciencia ; ésta es un saber no fundamentado: de ahí su estado de crisis.
           
En el objeto mismo hay que hacer otra doble reducción:  a) de la existencia de la cosa y quedarse con lo que el objeto es (quidditas).
           
b) De la quidditas hay que llegar a la esencia o eidos : estructura fundamental del objeto , sin referencia a nada accesorio.  Advirtamos que esta esencia o eidos fenomenológico , no es algo oculto , sino precisamente un mostrarse "a sí en sí mismo" (Heidegger).  Por tanto es un concepto más amplio que el aristotélico ; Aristóteles admite junto a la esencia otras propiedades o determinaciones en conexión necesaria con ella.  La esencia fenomenológica incluye , en cambio , todo lo que está necesariamente unido
en el fenómeno , en el manifestarse.


DESCRIPCIÓN FENOMENOLÓGICA DEL CONOCIMIENTO
   
Una vez presentado el método fenomenológico tenemos que aplicarlo al objeto de nuestra investgación el conocimiento.  El conocimiento tal como se nos presenta , sin supuestos , lo podemos describir del siguiente modo:

1º.- El conocimiento es un proceso de carácter dialogal , de nosotros como sujeto con algo , lo conocido , que es el objeto. Este diálogo se mediatiza por la conciencia ; ésta actúa como frontera que , al mismo tiempo que une , separa o divide.
 
2º.- El conocimiento es siempre un fenómeno consciente.
   
3º.- Este proceso consciente supone siempre una dualidad , sujeto - objeto , no puede existir el proceso cognoscitivo sin esta dualidad.  El sujeto y el objeto son irreductibles uno a otro en el mismo proceso cognoscitivo.  En el lenguaje filosófico se expresa esto diciendo que sujeto y objeto son gnoseológicamente trascendentes uno a otro.  Esto quiere decir:
   
a) No puede haber proceso cognoscitivo si falta uno de ellos.
   
b) El sujeto se constituye formalmente como sujeto frente al objeto.  El objeto se constituye formalmente como objeto frente al sujeto.

c) Sujeto y objeto no tienen que ser necesáriamente dos realidades distintas (abriéndose al fenómeno

de la autoconciencia).  Pero formalmente se tiene que constituir como tales oponiéndose.

PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO:
POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO

   
Este problema apunta al "cumplimiento" del conocimiento , es decir , que el conocer no es una actividad mental vacía , sino que tiende a su término , a captar la realidad ; pero ese problema no hay que examinarlo desde el punto de vista psicológico (cómo se "cumple") , sino desde el gnoseológico (si se "cumple").  En fin, es el problema de la verdad.

La posibilidad , pues , se plantea porque lo fundamental del conocimiento es que la relación cognoscitiva (sujeto - objeto ) se lleve a buen término. 

Ante esta cuestión se han dado respuestas radicales:



- Escepticismo: El conocimiento no es posible , o mejor , no es posible saber si un conocimiento (un juicio , por ej.) es verdadero o falso aún cuando éste lo sea.  Es una actitud pesimista.

- Dogmatismo: Viene del griego  (opinión) , y se aplicó a aquellos filósofos que sostenían una opinión "fundada en principios".  En este sentido Kant opone el conocimiento dogmático de la razón cuando hace ciencia "rigurosamente"demostrativa , al dogmatismo , es decir "la pretensión de avanzar con un conocimiento puro formado de conceptos... sin una previa crítica de su própio poder (de la razón)" (K.R.V. B XXXV)      Pero , a veces , el fijarse sólo en los principios hizo descuidar los hechos , el examen y la observación de las consecuencias.  Por eso , la escuela dogmática se opuso a la escuela escéptica , la escuela de los "examinadores".
   
Según Ferrater Mora , ciñéndonos al uso gnoseológico de "dogmatismo", tiene tres sentidos:

a) Como la posición própia del realismo ingenuo: no sólo podemos conocer las cosas en su verdadero ser , en sí , sino que efectívamente este conocimiento se da en el trato diario con ellas , sin mayores problemas.
b) Como confianza en algún órgano especial del conocimiento como la razón , el "nous" o alguna
facultad intuitiva.
c) Como la sumisión acrítica a unos principios o sistema filosófico. Formas moderadas de escepticismo y dogmatismo:

En la historia las posiciones escépticas y dogmáticas se han dado de forma moderada.  Aunque pueden llegar a posiciones coincidentes , sin embargo el punto de vista de una y de la otra es distinto , y por tanto


diferente:  

a) Escepticismo moderado: Se preocupa fundamentalmente por el origen y límites del conocimiento y utiliza un lenguaje psicológico que manifiesta el peso que los análisis psicológicos del proceso cognoscitivo tienen en esta posición.  Sería el escepticismo própio de algunos empiristas.12
           
b) Dogmatismo moderado: Afirma que el conocimiento es posible dentro de ciertos supuestos (que hay que encontrar y poner de manifiesto).   Utiliza un lenguaje"crítico - racional" que indica el intento de establecer los límites abstractos del conocimiento ; es decir , los límites própios del conocer humano.
           
- Fundamentalistas: Otros autores no se han adherido a ninguna de las dos posiciones anteriores , sino que han buscado un fundamento independiente de cualquier supuesto , limitación : Descartes con el "cogito", Kant con la "trascendentalidad",  Husserl con la "intuición de fenómenos" y Wittgenstein con el lenguaje como "pintura" del mundo.

FUNDAMENTO DEL CONOCIMIENTO
   
Si en alguna medida el conocimiento es posible , ¿ En qué se funda esa posibilidad ?.  El sentido mismo de "fundamento" , de "fundamentación de..." lo veremos más tarde.  Baste aquí ennumerar las posiciones que  respecto a este problema se han dado.
           
- Realistas: La posibilidad del conocimiento se fundamenta en el objeto , en la "realidad", en "las cosas mismas".  Pero el término realidad no es unívoco : ¿ Se trata de la realidad sensible ? ¿ De una realidad intelectual ?  De este modo tendríamos las posiciones empiristas o racionalistas en sus múltiples variantes.
           
- Idealistas: La posibilidad del conocimiento se fundamenta en el "sujeto" concebido siempre como activo.  Pero tampoco el término "sujeto" es unívoco ; se puede tomar en sentido psicológico (Berkeley) , como trascendental (kant) , o como realidad metafísica (Fichte) ...  Es decir , que "idealismos", lo mismo que "realismos" , hay muchos.
   
Estas posiciones tienen en común:
   
1º.- El dar de algún modo el conocimiento por supuesto.
2º.- El considerar el conocimiento no sólo como una actividad intelectual , sino fundada en motivos intelectuales aislables de cualquier otro.
   
Pero debemos advertir que el conocimiento depende de otras realidades y no sólo de sí mismo , y el conocer se acompaña de motivaciones extraintelectuales.
   
Por esto otras posiciones a partir de Nietzsche y de Dilthey , se han preguntado por el fundamento del conocimiento en otros sentidos , en función de una más amplia noción de "experiencia" , que no encierra el conocer en la conciencia ( pragmatistas , Heidegger , Ortega , etc...)


FORMAS DE CONOCIMIENTO
   
El conocimiento adquiere múltiples modalidades :13
   
1º.- Conocimiento intuitivo : se entiende por éste un conocimiento inmediato.  Ésta inmediatez se ha puesto por los empiristas en la sensación y por los racionalistas en la intelección.
   
Algunos filósofos como Henri Bergson consideran la intuición como la modalidad própia del conocimiento metafísico ; por eso el uso de metáforas prepara al lector para intuir aquellas realidades que pretenda mostrar Bergson.
   
2º.- Conocimiento mediato : se realiza por medio de una serie de inferencias y razonamientos.   Lo interesante de esta forma de conocimiento sería saber si todo conocimiento mediato tiene que basarse , en último término , en un conocimiento inmediato.
   
3º.- Conocimiento a priori : la expresión "a priori" significa "antes de", pero si entendemos éste "antes de " en sentido temporal cabría decir que este conocimiento equivaldría al conocimiento inmediato.  Kant , sin embargo , habla de este conocimiento como independiente de la experiencia.  Como veremos , estos conocimientos "a priori" no son própiamente contenidos de conocimiento , sino formalidades provenientes del sujeto , presentes en el acto intelectivo y que actúan sobre una matéria empírica dada en la sensación.
   
4º.- Conocimiento "a posteriori", que significa etimológicamente "después de".   En Kant significa los conocimientos que dependen de la experiencia.
   
En el orden temporal es antes el conocimiento a posteriori que el conocimiento a priori ; porque primero hay que conocer por la experiencia para después a través de la reflexión trascendental hacer conscientes los elementos formales a priori allí presentes.  Pero en el orden de la fundamentación es antes el conocimiento a priori.  Con todo , la "Teoría evolucionista del Conocimiento" afirma que todo conocimiento que es "a priori" desde el punto de vista de la ontogénesis del individuo , fue "a posteriori" ,
desde el punto de vista de la filogénesis de la especie.




TEORÍA DEL CONOCIMIENTO (CONCEPTO)


La teoría del conocimiento es una parte importante de la filosofía. Pero es difícil precisar cuál es su objeto y más aún cuáles son los resultados a los que se ha llegado en ella, sin indicar de antemano desde qué postura, o concepción filosófica se está hablando. En el artículo sobre gnoseología pueden verse algunas indicaciones respecto a los diversos planteamientos filosóficos del problema del conocimiento, y la relación de la denominación «teoría del conocimiento» con otros términos como «epistemología», &c. Aquí nos limitaremos a exponer brevemente los problemas fundamentales que plantea hoy una teoría filosófica del conocimiento.
De ellos el primero es la relación entre conocimiento científico y no científico. Otro problema importante es el de la relación entre esta teoría filosófica y las diversas disciplinas científicas que también se ocupan del conocimiento. Terminaremos aludiendo a las opciones filosóficas fundamentales en teoría del conocimiento.
1. El conocimiento científico y el no científico
En el contexto de la filosofía tradicional (escolástica, fundamentalmente) es normal referirse a varios tipos de conocimiento y establecer una jerarquía entre ellos. Empezando por el llamado conocimiento vulgar o del sentido común, se pasa inmediatamente al científico y se señalan después otras formas de conocimiento como el artístico, el filosófico, el religioso o el teológico, de los cuales este último suele ser considerado el más perfecto. Dentro de este esquema es fácil advertir a veces un ligero desplazamiento hacia el irracionalismo, a partir del cual el conocimiento científico no sólo ocupa un lugar mínimo en la escala jerárquica de las formas de conocimiento, sino que incluso puede aparecer como verdadero desconocimiento, por su carácter parcial, limitado, &c.
Dentro de esta perspectiva, que llamaremos –por denominarla de alguna manera– «conservadora», adquieren pleno significado los planteamientos ciertamente metafísicos (en el mal sentido de la palabra metafísica) respecto a la posibilidad, límites y esencia del conocimiento.
Desde una perspectiva racionalista, sin embargo, el modelo de cualquier forma de conocimiento es el conocimiento científico. Si esta posición se lleva hasta su extremo puede llegarse incluso a negar que haya otra forma real de conocimiento que no sea el científico.
Nos parece que la postura más adecuada es la racionalista (que algunos denominarán cientificista) (cientificismo), pero siempre y cuando se mantenga respecto a la ciencia una postura suficientemente crítica (El mito de la ciencia). De acuerdo con esto no parece que tenga mucho sentido hablar de conocimiento religioso o artístico, y mucho menos considerar a estas «formas de conocimiento» como más «perfectas» que el conocimiento científico. La misma idea de perfección no tiene mucho sentido aplicada al conocimiento, salvo para declarar que es perfectible. Y esto cuadra bien ante todo con el conocimiento científico. Otra cuestión es que los aspectos afectivos, emotivos, &c., que figuran en el arte o la religión cumplan también un determinado papel en la ciencia y que, por consiguiente, la separación de ésta con respecto a esas otras formas de pensamiento o de conciencia históricamente dadas sea más bien relativa.
En una teoría general del conocimiento, la teoría crítica de la ciencia ocupará por lo tanto un papel central; y paralelamente la problemática sobre las «diferentes formas de conocimiento» quedaría mejor tratada en una teoría previa sobre las «formas de pensamiento» en la que se distinguieran los aspectos histórico-sociológicos o institucionales de éstas (el arte, la religión, la ciencia) como partes de la cultura, de las cuestiones valorativas (su valor cognoscitivo en este caso).
2. Teoría del conocimiento: ¿ciencia o filosofía?
El conocimiento es un fenómeno con múltiples aspectos. Es un fenómeno psicológico, sociológico, biológico incluso. Cabe, pues, su estudio desde muchos puntos de vista, a partir de múltiples ciencias empíricas. También en el estudio del conocimiento científico cabe esta perspectiva científica, representada ya de hecho por la ciencia de la ciencia. La epistemología genética de Piaget pretende también constituir una teoría general del conocimiento (de tipo racionalista: el conocimiento científico como modelo más desarrollado de cualquier forma de conocimiento) con base en los resultados de ciencias positivas que se ocupan de los procesos cognoscitivos, como la psicología genética fundada y desarrollada por el mismo Piaget, la biología, la sociología y la historia de las ciencias, &c. En el artículo epistemología nos ocupamos de este programa de investigación. Por el momento aquí diremos únicamente que, en cualquier caso, no parece que pueda negarse que todas las investigaciones empíricas sobre los procesos cognoscitivos parten de preconcepciones filosóficas acerca de qué es el conocimiento –qué entendemos por conocer la realidad– sin las cuales no podrían orientarse aquellas investigaciones. Igualmente cabe señalar, al término del proceso, la posibilidad de diversas interpretaciones filosóficas de los resultados empíricos.
3. Teorías filosóficas del conocimiento
De hecho, las investigaciones sobre el conocimiento (de cualquier forma que se entiendan éstas: científica y filosófica) tienen que enfrentarse desde el principio con opciones de carácter estrictamente filosófico. Tal es el caso, fundamentalmente, de la opción necesaria a favor de una de las dos interpretaciones extremas: realismo o subjetivismo idealista. La concepción realista parte del supuesto de que el mundo conocido es exterior al sujeto y de que constituye un ideal de nuestro conocimiento el adecuarse con una realidad previamente dada. La actitud realista más consecuente es la que viene acompañada del calificativo «crítico». El realismo crítico añade al realismo la idea de que nuestro conocimiento nunca agota de forma definitiva, ni se adapta (o mejor, no sabemos si se adapta) de forma exacta a esa realidad previamente dada. Frente a esta posición, las diferentes formas de subjetivismo idealista, implican en diversa medida la idea de que el conocimiento es un asunto fundamentalmente subjetivo, sin que sea posible entender la conexión entre nuestro conocimiento y la realidad que pretendemos conocer. Algunas concepciones actuales como el fenomenalismo, el operacionalismo, el instrumentalismo, representan en el fondo diversas variantes del idealismo subjetivo.
Respecto a los supuestos ontológicos que pueden acompañar a las diversas concepciones sobre el conocimiento, está claro que aunque no hay una reacción de implicación lógica, las posturas más coherentes con el realismo por una parte y con el subjetivismo por otra son, respectivamente, el materialismo y el espiritualismo o idealismo objetivo.

Fuente: 
Diccionario de filosofía contemporánea
Ediciones Sígueme, Salamanca 1976.http://www.filosofia.org 

POBREZA Y DESIGUALDAD EN AMÉRICA LATINA


El proceso de reducción de la pobreza se encuentra prácticamente estancado en la región desde el año 1997. Por poner un ejemplo, la pobreza en América Latina pasó del 42.5% de la población total en el año 2000 al 44.2% en el año 2003, lo que equivale a decir que hoy en día hay nada menos que 224 millones de personas que viven en América Latina y el Caribe con menos de dos dólares al día (umbral de pobreza). De éstas, unos 98 millones de personas (19,4% de la población) se encuentran en situación de pobreza extrema o indigencia, es decir, viven con menos de un dólar al día. La pobreza en América Latina y el Caribe tiene un componente racial o étnico importante. Así, en países como Bolivia, Brasil, Guatemala o Perú, la pobreza es dos veces mayor entre los indígenas o descendientes de africanos que en el resto de la población.

En los últimos años los países de América Latina y el Caribe han hecho considerables esfuerzos por aumentar su crecimiento económico y mejorar los indicadores sociales relacionados con los ocho objetivos fundamentales aprobados en la Declaración del Milenio. En esta Declaración, celebrada en el año 2000, se consiguió un compromiso por parte de los líderes de 189 países para que en el año 2015 el número de personas que viven en condiciones de pobreza extrema (menos de un dólar al día) llegue a ser la mitad de lo que se contabilizó en el año 1990. Esta meta equivaldría, en el caso de América Latina y el Caribe, a que el número de personas pobres fuera inferior a 10,5 millones antes del año 2015 o, lo que es lo mismo, la mitad de los pobres registrados en el año 1990 (21 millones). Para ello se describieron ocho objetivos fundamentales que, por su parte, se subdividían en 18 metas más concretas (Cuadro 1).

A pesar de los numerosos esfuerzos realizados, lo cierto es que los índices de pobreza y de desigualdad en la región no han mejorado demasiado en los últimos años y, en muchos casos, han sufrido un declive importante en términos relativos.
Cuadro 1. Los ocho objetivos de la Declaración del Milenio
1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
2. Conseguir la educación universal primaria
3. Promover la igualdad de genero
4. Reducir la mortalidad infantil
5. Incrementar la salud maternal
6. Combatir el VIH/SIDA y otras enfermedades endémicas
7. Asegurar la sostenibilidad medioambiental
8. Forjar la colaboración mundial para el desarrollo

Según un estudio reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)1sólo 7, de los 18 países de América Latina analizados, podrían llegar a alcanzar la meta de reducción de la pobreza a la mitad en el año 2015. Estos países serían Argentina, Chile, Colombia, Honduras, Panamá, la República Dominicana y Uruguay. En otros seis países la pobreza extrema seguiría disminuyendo, pero ésta no se reduciría a la mitad (Brasil, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y Nicaragua). Por último, en los cinco países restantes (Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela) los niveles de pobreza extrema se elevarían. En el año 2003 tan sólo ha habido un país (Chile) que ya ha alcanzado la meta de reducir a la mitad el número de personas pobres. En definitiva, las conclusiones del informe son preocupantes y suscitan muchas inquietudes acerca del cumplimiento de las metas de la Declaración del Milenio, poniendo en evidencia que los elevados índices de desigualdad de la región latinoamericana son un obstáculo para el logro de un crecimiento más dinámico y, por ende, para la reducción de la pobreza.
El objetivo de este artículo es describir la región latinoamericana en términos de pobreza y de desigualdad social, dando detalles sobre las posibles causas de estos dos fenómenos. Dado que los países de la región son extremadamente diferentes, este artículo no puede describir el amplio abanico de causas, políticas sociales, cambios en el entorno y factores específicos que en cada país condicionan la existencia de un número de pobres o de un nivel determinado de exclusión social. En todo caso, nos centraremos en tres grandes indicadores, a saber, pobreza, desigualdad y crecimiento económico, e intentaremos presentar de modo sintético la evidencia empírica reciente, de la que se pueden extraer algunas relaciones causales entre los tres fenómenos, así como algunas implicaciones, retos y oportunidades que se plantean para sus gobiernos y para la sociedad latinoamericana en su conjunto.

2. La pobreza en América Latina

2.1. La pobreza como falta de ingresos
La pobreza es un fenómeno muy complejo y que tiene muchas dimensiones, pues no sólo afecta a la reducción del bienestar individual o colectivo, medido a través de la privación para comprar bienes o servicios, sino que incide en la capacidad de las personas para satisfacer sus necesidades más básicas, tales como el acceso a la vivienda, la salud, la educación, al agua potable, la electricidad y un largo etcétera. Es por ello que existen diferentes modos de definir y de medir la pobreza de un país o de una región.
Uno de los métodos más utilizados para medir la pobreza es calcular los ingresos que tienen las familias y ver si con ellos son capaces de acceder al consumo de una cesta de bienes y servicios de carácter primario, necesarios para satisfacer sus necesidades más elementales. Teniendo en cuenta este enfoque, y de acuerdo con los datos más recientes (CEPAL), la región latinoamericana experimentó a lo largo de los años noventa, una reducción de la pobreza de aproximadamente el 10 por ciento. Sin embargo, el reverso económico y las crisis que han azotado a algunos países de la región en los últimos cinco años (sobre todo a partir de 1997) han invertido, al menos en parte, las ganancias logradas en los años noventa.
Se puede decir, por tanto, que el proceso de reducción de la pobreza se encuentra prácticamente estancado en la región desde el año 1997. Por poner un ejemplo, la pobreza en América Latina pasó del 42,5% de la población total en el año 2000 al 44’2% en el año 2003, lo que equivale a decir que hoy en día hay nada menos que 224 millones de personas que viven en América Latina y el Caribe con menos de dos dólares al día (umbral de pobreza). De éstas, unos 98 millones de personas (19,4% de la población) se encuentran en situación de pobreza extrema o indigencia, es decir, viven con menos de un dólar al día 

 Uno de los casos más significativos en cuanto al drástico aumento de la pobreza es el de Argentina donde, y debido a la crisis económica que afectó al país, el número de personas pobres prácticamente se duplicó desde el año 2000 hasta el año 2003, a la vez que los niveles de indigencia (o pobreza extrema) se multiplicaron por cuatro. La pobreza también creció en los últimos años en países como Bolivia, Uruguay o Colombia (especialmente la pobreza extrema). Además, el número de personas pobres también aumentó en los últimos años en Ecuador, Guatemala, Honduras, México o República Dominicana.
Pero el número absoluto de pobres aumentó no sólo por el efecto de las crisis económicas de los últimos años sino que hay que tener en cuenta que el aumento de la población ha sido más importante que el aumento de la producción de la región, lo que en términos económicos significa una pérdida de riqueza per cápita para el conjunto de la región2 . Además, el descenso de las tasas de fecundidad en América Latina se ha dado con mayor intensidad en los grupos socioeconómicos más favorecidos, lo cual ha incrementado la brecha socioeconómica entre grupos sociales.
De todas formas, y pese a que la situación económica de los últimos años ha anulado una parte importante de la superación de la pobreza que se consiguió hasta el año 1997, el balance de la última década sigue siendo positivo. Así, la situación de la incidencia de la pobreza es notablemente mejor en el año 2004 que en 1990 en el conjunto de la región (ver gráfico 1). Eso sí, hay que hacer notar que todavía no se ha alcanzado el nivel de pobreza de hace dos décadas, que era ligeramente inferior en el año 1980 que en la actualidad.
Aún así, sería necesario que los países incrementaran sus tasas de crecimiento económico para conseguir un avance significativo en el logro de los objetivos de la Declaración del Milenio. Concretamente, se estima que el PIB per cápita de la región debería crecer nada menos que un 2.8% de media al año, durante el período 2004-2015, para reducir la pobreza a los niveles objetivo. Pero la situación es aún más complicada para los países donde la indigencia o pobreza extrema es elevada (Honduras, Nicaragua, Bolivia o Paraguay) ya que tendrían que crecer más de un 3,8% al año para reducir su pobreza a la mitad3 .
Un análisis más pormenorizado de las tasas de pobreza y de indigencia en la región latinoamericana revelan que existen grandes diferencias entre países. Las tasas de pobreza y de pobreza extrema más altas se dan en Honduras, Nicaragua, Bolivia, Paraguay, Guatemala y Perú, mientras que las más bajas se dan en Uruguay, Costa Rica, Chile y Panamá 
2.2. La pobreza como insatisfacción de las necesidades básicas
Como hemos dicho, la pobreza es un fenómeno muy complejo, que abarca a distintas facetas relacionadas con el bienestar individual y colectivo. Además de medir la pobreza a través de la capacidad de compra, como hicimos en el apartado precedente, se pueden evaluar las condiciones de vida de las personas a través de indicadores que reflejan su satisfacción de las necesidades básicas, como por ejemplo el acceso a la sanidad, la educación, la vivienda, el agua potable, la alimentación, la electricidad, o las tasas de mortalidad infantil, esperanza de vida al nacer, desnutrición, analfabetismo, entre otras. Con ello, tendremos diferentes indicadores para cada manifestación de la pobreza, de manera que podremos ofrecer un panorama más extenso de este fenómeno en América Latina.
Generalmente, la satisfacción de las necesidades básicas será menor a medida que la pobreza del país (medida a través del ingreso) es mayor. Así, en países como Bolivia, Nicaragua y Honduras, donde la pobreza extrema es alta, más del 50% de las familias pobres no tienen acceso a este tipo de servicios básicos. Igualmente, los países con menores niveles de pobreza (Uruguay, Chile o Costa Rica) tienen un mayor acceso a los servicios sociales.
De todas formas, aunque hemos visto en el apartado precedente que el proceso de superación de la pobreza se ha visto estancado en los últimos años, el hecho es que algunos indicadores de bienestar han mejorado. Así por ejemplo, y según datos de la CEPAL4, la esperanza de vida al nacer se ha incrementado más de un año desde 1990 (llegando a los 70 años en media), la tasa de mortalidad al nacer ha disminuido un 5% (no alcanzando el 66 por mil en los peores casos –Bolivia y Haití-), la tasa de mortalidad infantil también ha disminuido entre un 8% (Ecuador) y un 25% (Cuba) y han caído las tasas de desnutrición, aunque hay países como Haití donde esta tasa todavía es del 50% de la población total. También han mejorado las tasas de analfabetismo en todos los países, así como el acceso al agua potable (con la excepción de Haití) y a la salud básica. 
Por otra parte el análisis de la situación social revela grandes diferencias en el acceso a los servicios sociales por sexo, edad o lugares de residencia. Por ejemplo, de los datos de la CEPAL se desprende que la mayor parte de los pobres de América Latina viven en áreas rurales (62% de la población rural), siendo la pobreza extrema también más alta en el campo que en la ciudad (38% frente a 13,5%). Por otra parte, la pobreza afecta en mayor medida a los niños (entre 0 y 17 años) que a los adultos. Así, alrededor del 44% de todos los niños latinoamericanos son pobres, en comparación con el 28,6% de los adultos. Las causas del elevado número de niños pobres tienen que ver las mayores tasas de fertilidad de las familias en las que viven, combinada con los bajos niveles de educación y menores oportunidades de los padres, especialmente de las mujeres. La educación (también llamada "capital humano") es un factor clave que nos puede ofrecer algunas pistas sobre las causas de la pobreza: en muchos países de la región, los adultos que viven en familias pobres no han terminado la educación primaria y en muchos casos no llegan a tener tres años de estudios.
La pobreza también afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres, sobre todo en las ciudades (el 30,4% de las mujeres urbanas son pobres, frente al 25% de los hombres). Por último, habría que destacar que la pobreza en América Latina y el Caribe tiene un componente racial o étnico importante. Así, en países como Bolivia, Brasil, Guatemala o Perú, la pobreza es dos veces mayor entre los indígenas o descendientes de africanos que en el resto de la población5 . Todos estos datos vienen a demostrar que a pesar de que la calidad de vida de los más desfavorecidos ha mejorado significativamente en los últimos años, aún hay un largo camino por recorrer, no sólo en la mejora de los indicadores sociales, sino en la corrección de las disparidades que aún existen entre los diferentes colectivos sociales.

3. La desigualdad y la exclusión social en América Latina

América Latina es la región más desigual del mundo. A pesar del crecimiento del PIB per cápita en la región, la inequidad en la distribución del ingreso sigue siendo una característica significativa de prácticamente todos los países, y esto hace que haya sido reconocida como la zona más rezagada del planeta en términos redistributivos.
Hay muchos factores estructurales que podrían explicar la alta desigualdad en América Latina, todos ellos interrelacionados. Entre los más significativos cabría destacar el subdesarrollo agrícola y las grandes diferencias entre ricos y pobres en el acceso a la propiedad de la tierra. Además hay una alta proporción de la población que trabaja en el campo y que dependen de los ingresos por la venta de los productos agrícolas, cuyos precios han experimentado una tendencia bajista, además de estar sometidos a los continuos vaivenes de los mercados internacionales. También habría que mencionar el papel que juega la escasa educación de la fuerza laboral y su impacto negativo en el nivel de ingresos de las familias. Por último el papel que han tenido las estructuras corporativas y oligopolios en la apropiación de gran parte de la riqueza ha sido un importante factor que ha influido en el incremento de la inequidad.
Los ingresos totales de América Latina están enormemente concentrados en las capas más ricas de la población, mientras que las capas más pobres reciben una mínima parte de la riqueza. Más concretamente, el 40% de la población más pobre de América Latina recibe, en promedio, apenas el 13’6% de los ingresos totales, mientras que el 10% más rico recibe más del 36% de la riqueza total (CEPAL, datos del año 2003). Estos valores promedio difieren entre países, llegando al caso extremo de Bolivia, donde el 40% de la población más pobre recibe apenas el 9,5% del ingreso, mientras que el 10% más rico recibe más del 41% del ingreso total. También es notable el caso de Brasil, donde el 10% más rico recibe casi el 47% de la riqueza nacional, mientras que el 40% más pobre recibe apenas el 10%.
Otra manera de medir la concentración de la renta es hacer una media de los ingresos que reciben los habitantes de cada uno de los países (dividir los ingresos totales entre el número de habitantes). En este caso, nos encontramos con que más del 67% de la población de América Latina se encuentra ganando menos de la media de ingresos de la región. Los casos de Bolivia, Brasil, Argentina o Nicaragua son especialmente significativos, ya que más del 73% de la población no alcanzaría esta media de ingresos6.
Un enfoque distinto, pero muy utilizado, para analizar la concentración de los ingresos es la utilización de indicadores sintéticos o, dicho de otro modo, indicadores que ofrecen en una sola cifra la situación global de la distribución de la renta de toda la población de un país -y no sólo de un grupo-. El más utilizado de estos indicadores es el índice de Gini, que toma valores numéricos entre 0 y 1. Un índice de Gini igual a 0 correspondería a un imaginario país donde la equidad es absoluta, es decir, donde todas las personas tienen exactamente los mismos ingresos. Un índice de Gini igual a 1, por el contrario, correspondería a un hipotético país donde la inequidad es absoluta, o dicho de otro modo, todo el ingreso se concentraría en un sólo individuo, mientras que el resto de la sociedad no dispondría de ingresos de ningún tipo. Con este indicador sintético de distribución del ingreso podemos dividir en cuatro categorías a todos los países latinoamericanos y ver cuál ha sido la evolución en el tiempo de su índices de Gini.

De acuerdo con el índice de Gini, en el año 2002 los países de América Latina con los ingresos más concentrados son Brasil (Gini=0,639), y Honduras (0,588). En situación parecida estaría el Gran Buenos Aires de Argentina (0,590) y, a muy poca distancia, se encontrarían Nicaragua (0,579), Colombia (0,575), Bolivia (0,554) y Chile (0,550). Por su parte Uruguay (0,455), Costa Rica (0,488) y Venezuela (0,500) son los únicos países con un índice de Gini por debajo de 0,50, lo que indica una concentración menor del ingreso.
Las variaciones del índice de Gini entre 1990 y 2002 no han sido muy importantes y son pocos los países que han mejorado su situación. Este sería el caso de Honduras, Guatemala, Chile, Panamá, México y Uruguay. Sin embargo la situación de la distribución del ingreso ha empeorado entre 1990 y 2002 en Brasil, Bolivia, Colombia, Argentina, Venezuela, Ecuador, Costa Rica. En El Salvador y Paraguay la situación también ha empeorado notablemente desde el año 1997.

4. Crecimiento económico, desigualdad y pobreza en América Latina

La región latinoamericana desea retomar un camino de crecimiento sostenible y, a la vez, anhela reducir la pobreza y las desigualdades sociales. El problema es si ambos objetivos son compatibles o, por el contrario, contradictorios. ¿Debe la región concentrarse en aumentar su productividad y niveles de renta o, por el contrario, debe hacer esfuerzos por disminuir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de los más pobres y preocuparse posteriormente por crecer? El dilema eficiencia-equidad está presente en todos los discursos políticos y debates más recientes. Pero lo cierto es que muchos estudios muestran que ambos objetivos no son del todo incompatibles sino que, más bien al contrario, se acompañan.
Las relaciones causales entre los tres fenómenos son complejas y no siempre tienen una respuesta unánime ni unidireccional. En lo que respecta a las relaciones entre pobreza y crecimiento parece que existe una doble causalidad. En primer lugar parece bastante claro, al menos en lo que respecta a los países más pobres, que una reducción de la pobreza total puede ayudar al logro de unas mayores tasas de crecimiento económico futuro. También se suele argumentar que un mayor crecimiento económico es necesario para reducir la pobreza, a través de la creación de empleo productivo, especialmente entre las capas más pobres de la población. Además, con un mayor crecimiento, en teoría, se podrían obtener más impuestos, con los cuales los gobiernos podrían financiar programas sociales para aliviar los efectos de la pobreza. Esta última relación no está tan clara en el caso de los países de América Latina, ya que los ensayos que se han hecho para reducir la pobreza por la vía de la política social o de la implementación de sistemas de seguridad social han sido insuficientes.
En segundo lugar, el efecto que tiene la desigualdad social sobre el crecimiento económico ha sido ampliamente estudiado. La mayor parte de los estudios teóricos y empíricos recientes señalan que los países con tasas de desigualdad más altas tienen serios problemas para crecer en términos económicos, sobre todo si estos países son pobres7. Esto es así por varios motivos. En primer lugar hay que tener en cuenta los elevados grados de corrupción (rent seeking activities) que existen en sociedades no equitativas, donde el poder y la riqueza están concentrados en unas pocas manos. Esto puede favorecer el riesgo de incumplimiento de los contratos por parte de los gobiernos o, dicho de otro modo, la existencia de unos derechos de propiedad poco seguros. Como consecuencia, la acumulación de capital se vería frenada y esto influiría negativamente en las tasas de crecimiento económico. Igualmente, las diferencias de renta entre ricos y pobres podrían incrementar las actividades ilegales o alegales, que son una amenaza para los derechos de propiedad.
En tercer término, las altas tasas de desigualdad social, unidas a las peores condiciones sanitarias y sociales de su población, favorecen la tensión social y la inestabilidad política. Esta situación puede degenerar en un incremento de la incertidumbre, que frenaría las inversiones y generaría menores tasas de crecimiento económico. En cuarto lugar, las sociedades menos equitativas tienden a distorsionar el sistema impositivo, ya que los gobiernos reciben una presión mayor por parte de las clases pobres para aumentar los impuestos y, con ello, se merma la capacidad de ahorro, de inversión productiva y de crecimiento económico.
Por último, y para acabar con las razones por las que la desigualdad puede frenar el crecimiento económico, no hay que olvidar el efecto que tiene la desigualdad en la distribución del ingreso sobre la alta fertilidad de las mujeres y su efecto negativo sobre el crecimiento económico. Se puede demostrar que, en la mayoría de los casos, las altas tasas de fecundidad de las mujeres pobres conducen a la continuidad de la pobreza: una prole más numerosa disminuye la capacidad de consumo de las familias, su bienestar y su capacidad para acumular activos.
En conclusión, por cuatro vías diferentes hemos argumentado cómo la inequidad en la distribución de los ingresos en los países de América Latina podría estar retrasando o dificultando el crecimiento económico y la capacidad de las economías latinoamericanas para conseguir mayores niveles de desarrollo y aumentos de la calidad de vida de su población.
Pero además, mientras que la relación causal entre desigualdad y crecimiento es claramente negativa, se puede argumentar que, por el contrario, mayores niveles de crecimiento económico pueden traer asociados una disminución de la desigualdad, aunque esto depende del patrón de crecimiento económico que se haya adoptado, del nivel de desigualdad de partida y de su evolución en el tiempo. En el caso de América Latina no siempre las tasas de crecimiento positivas han ido asociadas a reducciones en la desigualdad (ver cuadro 5). En muy pocos casos el positivo crecimiento económico ha venido acompañado con menores tasas de desigualdad (México entre 1968 y 1984, Colombia entre 1971 y 1978; Venezuela entre 1971 y 1981).





Cuadro 5. América Latina: relación entre crecimiento económico
y desigualdad (en años seleccionados)
 
Cambios en la desigualdad
Crecimiento económicoa
Sin crecimiento (menos del 1%)
1,1%-2%
2,1-3%
>3%
Aumentos
Uruguay (62-68)
Argentina (74-89)
Chile (68-80)
Perú (68/9-81)
Argentina (70-74)
Argentina (53-61)
Brasil (60-70)
Chile (60-68)
México (50-58)
México (58-63)
Costa Rica (71-77)
Uruguay (73-79)
Sin cambios

Uruguay (68-73)
Argentina (61-70)
Colombia (64-71)
México (63-68)
Brasil (70-80)
Disminución


México (68-77)
México (77-84)
Colombia (71-78)
Venezuela (71-81)
Fuente: Altimir, O. (2001): Inequality, Poverty and Development in Latin America. Capítulo 8 en Solimano, A. (Ed.): Social inequality: values, growht and the state. Michigan Ed. Página 147.
a Crecimiento en términos de PIB per cápita, excepto para Venezuela (PNB real per cápita)
Suponiendo que los beneficios del crecimiento económico se distribuyeran de manera equitativa entre todos los grupos de población (cosa que no suele ocurrir en el caso de la región latinoamericana), la región necesitaría crecer más del doble que en la última década para conseguir reducir a la mitad el número de personas que vive con menos de 2 dólares diarios para el año 2015. El esfuerzo debe ser mayor, lógicamente, en los países donde la incidencia de la pobreza es más alta.
De todas formas, el ritmo de crecimiento per cápita de la región latinoamericana en las últimas décadas ha sido bajo y volátil. En muchos países se observan en los últimos 30 o 40 años episodios de crecimiento económico acentuado que llega a durar más de 10 años, seguidos de períodos de estancamiento y bruscas caídas en la producción. Desde los años 80 ha habido problemas en la acumulación de capital en la región lo cual, unido al escaso aumento de la productividad, y a la adopción de medidas de ajuste para superar los problemas fiscales, ha tenido una incidencia negativa en el crecimiento económico. En conclusión, mientras que en las fases de contracción del crecimiento ha aumentado la pobreza y la desigualdad, afectando negativamente al bienestar de los ciudadanos, en las fases de expansión económica ha contribuido escasamente a disminuir la pobreza y la desigualdad.

Conclusiones

De los temas tratados en los párrafos precedentes se desprenden algunas recomendaciones de política económica. En primer lugar, es poco lo que se puede esperar del crecimiento económico como vía exclusiva para reducir la pobreza y la desigualdad en América Latina. La región está creciendo poco y, como hemos visto, los efectos del crecimiento económico sobre la pobreza y la equidad han sido muy limitados. Sin embargo, parece que sí existen más evidencias de esta relación en sentido inverso, a saber, del impacto positivo que tiene la reducción de la pobreza y la desigualdad sobre el crecimiento económico. De esto se deriva una conclusión que, en ciertos casos, puede generar cierta polémica: resultaría mucho más ventajoso concentrar los esfuerzos en la reducción de la desigualdad y la pobreza pues con ello la estrategia de apostar por la equidad sería en realidad una apuesta por el crecimiento y el desarrollo económico.
Si la desigualdad social en América Latina es el factor principal que afecta al escaso crecimiento económico que, a su vez, no se ha visto traducido en una disminución de la pobreza en la región, las políticas públicas deberían centrarse directamente en combatir las causas que hacen que la desigualdad se esté perpetuando en la región. Para mejorar la distribución de la renta y disminuir la incidencia de la pobreza hay que adoptar políticas económicas que requieren recursos públicos, lo que puede lograrse a través de un adecuado pacto fiscal y una asignación eficiente de los recursos públicos. Los esfuerzos realizados en los últimos años en este sentido han sido importantes. El gasto social de la región ha venido creciendo en los últimos años y muchos países dedican un alto porcentaje del PIB a esta partida (en torno al 15% en media). Por tanto, han existido recursos para aliviar el problema de la pobreza, aunque tal vez el problema no estaría en la cantidad sino en el uso que se ha hecho de los mismos.
En este sentido sería recomendable, por ejemplo, facilitar el acceso a la tierra, el capital, la tecnología y la educación a los colectivos más desfavorecidos. El sector rural debería merecer una especial atención por parte de las autoridades públicas, si se quiere que los beneficios del crecimiento lleguen a quienes más lo necesitan. Sin una intervención pública orientada a mejorar la calidad de vida y los servicios sociales para los sectores peor situados, la desigualdad en la distribución de los ingresos seguirá siendo un problema endémico en la región. En este sentido la política social debe prestar más atención a los sectores de la sociedad más vulnerables a los efectos de la pobreza, bien sea por su edad (niños, ancianos, jóvenes), por su sexo (principalmente mujeres y en especial las madres adolescentes) o por su raza (pueblos indígenas o comunidades afro americanas). Habría que estimular el acceso de los pobres a los servicios públicos (sanidad, educación, agua y electricidad) o reconocer legalmente la propiedad urbana en los sectores más pobres. Por otra parte, el papel de las pequeñas y medianas empresas es fundamental para dar trabajo a estos colectivos, que de otro modo quedarían marginados. Por último, no hay que olvidar que sería necesario hacer un esfuerzo aún mayor si cabe por aplicar políticas económicas que favorezcan la inversión en capital humano y en educación, necesarios para aumentar los niveles de productividad de la región. La aplicación de todas estas medidas para reducir la pobreza y desigualdad social requerirían de un marco legal estable que garantice la continuidad de las políticas públicas emprendidas.

Notas